Lluvia eterna

Personas con cierto conocimiento no se ponen de acuerdo sobre si son goteras o más bien está lloviendo. Hubo alguien que dijo que ambas cosas son la misma y son verdaderas. Pero nadie le prestó atención; la discusión era una cuestión de "yoes" y no de humanidad. Yo no supe qué creer y me veo achicando agua a cubos, y saltando con mis botas entre los charcos. Las salpicaduras y las gotas me irritan los ojos verdes. Me veo así y de ninguna otra forma nunca más.
Desde entonces no ha parado de llover. A veces tengo la seguridad de que ya no lo soporto más, otras veces me cabe la duda de que podría aguantar hasta mañana, y así aguanto. Se me pasan las fechas y me lleno de sorpresa cada vez que mido con la vara para constatar que he vuelto a superar la última marca de mi elástica identidad. Tengo las manos arrugadas como los niños al nacer.
La lluvia es incesante, incluso cuando te olvidas de ella. El túnel está oscuro y Abadón es un ángel aplicado y cumplidor. La hoguera no se apaga, ni bajo la eterna lluvia: qué extraño ¿verdad? Y vuelta a empezar. Hasta la muerte. ¿Hasta la muerte?

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