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Mostrando entradas de diciembre, 2008

Bueyes y cohetes

Emerson trabajó duro aquellos meses, más duro de lo que él había imaginado. Es difícil cambiar tu trabajo como mecánico de naves espaciales en la NASA por la vida de arriero de bueyes en una granja de Kentucky. Es casi como cambiarte de sexo, o casarte con tu hermana ex-monja. Pero Emerson es un tipo tenaz, y él lo hizo. Las primeras semanas apenas dormía; lo encontrábamos despierto antes del alba, montando guardia en la puerta del establo, observando las estrellas. Después fue asumiendo lo más arduo, que no es otra cosa que la lentitud. La lentitud de los bueyes hace que hasta la más pequeña célula de tu cuerpo piense como los bueyes. Al principio, a Emerson le pasaba factura la incercia de los cohetes, la resaca de la velocidad. Desde el segundo mes, comenzó a integrarse en el ritmo de la granja y le vimos comiendo maíz muchas veces. Y parecía que todo estaba ya en su sitio cuando, un mal día, de repente desapareció sin dejar rastro. No sabemos nada de él; tampoco tenemos señas ni d

Queridos Reyes Magos

Queridos Reyes Magos: el año pasado vuestro paquete no llegó. Anduve preguntando por todas partes: se ve que hubo un enorme colapso con el servicio nacional de correos debido a una grave crisis económica provocada por la especulación. Esto desencadenó una huelga general. Varios camiones postales fueron incendiados y se perdió la mercancía. Por más que indagué, solamente conseguí averiguar que quebraron tres grandes bancos y un centenar de empresas, entre ellas varias subcontratas de mensajería. Una de éstas, estamos seguros, transportaba vuestros paquetes. Hay miles de niños afectados. Os escribo en mi nombre y en el de todos ellos para transmitiros tranquilidad y confianza: garantizamos que este año estará todo en orden. Los niños hemos crecido a conciencia y estamos preparados: ocuparemos posiciones estratégicas para vigilar la fluidez del transporte en las carreteras principales y en los puntos logísticos clave. Podéis enviar los paquetes con toda seguridad. Esperamos que entendáis

Al año justo

Mientras friegan los platos juntos, los escucho acordar cómo y cuándo se morirán. Parece que les da una tranquilidad sonriente esa ilusión de elegir la muerte. No bromean: están de acuerdo en que primero morirá doña Agripina, que ahora tiene 73 años y hace las mejores albóndigas del mundo. Ella contraerá una enfermedad grave, suponen, y entonces don Samuel la cuidará noche y día, hasta el último suspiro. Don Samuel pasa los 74 años y es un as del dominó: pero después del entierro, asegura que abandonará su partida en el club y caerá en una tristeza terrible. Dice que morirá acostado en su cama, el día del primer aniversario del fallecimiento de su esposa, al año justo. Dicho esto, don Samuel sonríe satisfecho, y besa a su mujer en la mejilla. Ella también sonríe, pero no esconde su preocupación: ¿Cómo se las apañará solo un año entero? Doña Agripina resuelve que le dejará albóndigas congeladas para una temporada. Así se morirá más tranquila.