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Mostrando entradas de octubre, 2008

Carta para Beatrice (I)

septiembre, 2005 querida Beatrice: mi memoria es un jardín lleno de hermosas y extrañas flores. Ni un solo día transcurre sin que yo las riegue, las mime y les dedique al menos un pensamiento feliz. Para mí, es la única forma de evitar que se marchiten. Aún de este modo, sé que algunas habrán muerto antes que yo. No quiero que tú seas una de ellas. Tengo la sensación de que la mayoría de esas bellas flores ni siquiera sospechan que mi corazón las está mirando... podría decir que amo en secreto a la práctica totalidad de aquellos a quienes amo. Porque no saben que los amo. Los amo a hurtadillas, desde cientos de kilómetros de distancia; desde años y años de distancia. No lo podrían ni barruntar. O sí, qué sé yo. (...)

Volví a esperar

Cada música tiene sus momentos... Tal vez coincidas con ésta. Enjoy. El aire en que no estás , Pedro Guerra. Álbum "Ofrenda", 2001.

Boca dulce pálido

Yiska ha dejado caer su velo y sus labios húmedos lo han inundado todo como el sabor de un dátil. Ha sonreído. Huele a sándalo, a almíbar, a tierra. Jessica está asustada: la explosión ha abierto un boquete a boca jarro en la pared de la caja fuerte de su corazón, que palpita desbocado. Yisyah, en cambio, levanta la barbilla entornando su mirada altiva de almendra; ella nunca aceptará un dios que no sea hembra, ni siquiera aunque pudiese acariciarlo y le resultara… sexy. Lo sé porque las conozco bien a las tres: lo sé porque yo soy las tres. (Homenaje a la naturalidad sexual) bocadulcepalido

Pasión por el viento

Sin palabras... Es precioso en alta definición y a pantalla completa. Passion for the Wind on Vimeo .

Fue proclamado rey

Comenzaron a llegar barcos vacíos a la ensenada. Navegaban a la deriva, pero era evidente que una mano invisible y poderosa -Neptuno con toda probabilidad- los empujaba con tiento entre las escolleras, salvando los espigones, mansamente... Todos los habitantes de la aldea, asustados y curiosos a un tiempo, aguardaban en el varadero pertrechos con un arsenal de horcas, guadañas y cuchillos de matanza. Reinaba un silencio absoluto, una parálisis del aire más bien, que permitía escuchar los quejidos del cuerpo de madera de las viejas naves que avanzaban con lentitud hasta topar con el muelle. Y entonces un niño delgadito trepó de un salto por una maroma que caía desde la borda del buque más arrimado a tierra. Las gargantas de todos quisieron gritar alarmas, pero el miedo a despertar al monstruo impidió que saliera ninguna palabra de ellas. El niño -divertido y desenfadado- llegó hasta la cubierta y desapareció de la vista de los adultos. Al punto asomó de nuevo jugando con una hermosa cor

La vida de las mariposas

Fue de pronto. Para ella lo fue. En cuestión de un pestañeo -ella asegura que fue sólo uno- el bancal de las zanahorias estuvo cubierto por una nube de mariposas blancas. Terminaba junio, y las zanahorias estaban ya crecidas; era un día soleado, los robles tamizaban la luz dejándola posarse con suavidad entre claros y sombras. Para ella fue de pronto: quedó inmóvil, dulcemente raptada por el hilo de pensamientos con que aquellos seres brillantes tejían una ilusión de estrellas sobre el huerto. Sus mejillas se sonrojaron, y su corazón se aceleró como cuando ama. Buscó un recoveco y se escondió en su mente. Recordó que las mariposas adultas viven sólo un día. Recordó que seguramente llevarían un año entero dentro su capullo de seda preparándose para vivir el único día de su vida... En ese punto, sintió un vértigo, notó la fuerza de la gravedad y el mismo silencio que vive bajo el agua de las piscinas. Ella juraría que, en ese instante, las mariposas dejaron de aletear por un segundo. Per