Vete si quieres

Eres una ballena azul enorme, tu corazón tiene el tamaño del coche de papá. Guiñas y aleteas porque hay algas y una se te metió en el ojo. Muchos peces más pequeños nadan a tu alrededor. El fondo del mar parece silencioso: las personas no escuchan nada allá abajo, ni siquiera las niñas más atentas. Sin embargo, tú eres una ballena y oyes todo allí: las aletas de los peces al nadar, las burbujas, las corrientes de agua, la hélice de un barco lejano aún, las patas de un pequeño calamar... Lo oyes todo, ballena azul.
Una vez soñaste que eras una niña y que vivías en la playa. Esa misma noche, una niña soñó que era una gran ballena y vivía en el océano. De repente os encontrásteis en vuestro sueño: tú, ballena, miraste a la niña y te diste cuenta de que tenía cara de ballena, ojos de ballena, tu boca gigante de ballena... ¡pero pies de niña!; la niña te miró, y notó que tú tenías nariz de niña, ojos de niña, cabello de niña... ¡pero cola de ballena!
Entonces, en vuestro sueño, apareció un barco de hierro, negro, monstruoso, lleno de hombres sin ojos que lanzaban harpones afilados para cazar a la ballena-niña. Tú trataste de huir, ballena, niña... Menos mal que todos los sueños tienen una puerta por donde siempre te puedes escapar.
En una cama, arropada y calentita, hay una niña durmiendo abrazada a una ballena de peluche azul. En algún lugar del fondo marino, hay una ballena enorme jugando al escondite con una sirena.
Y su padre le dijo a su madre: "Vete si quieres". Y se dejó un montón de cuentos sin contar.

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