Insoportable levedad

Resbalo, caigo en el lado oscuro del corazón: es una boca de lobo, un túnel sin Ernesto, un ángel ciego con las manos ensangrentadas. Los poemas aquí son como dentelladas sordas. Quiero morder los labios, gritar con la boca llena. Los brazos y las piernas se me hunden: ¿dónde?, no hago pie: respiro, no hago nada.
Antes masticaba hastío, qué palabra tan benevolente. Pero tranquilo, no nos conoce: juez y parte tamizan la mejor cicuta. Mis yoes me esperan con tus yoes, y me gritan sin que pueda oírlos. Me enrabieto porque anhelo esos poemas que me clavan, esos dulces de leche materna y agria. Imagino esos cantos de sirena que se pierden sin Ulises entre las olas.
Trago y cierro los puños. Entorno los ojos y dejo que el cielo, definitvamente, me aplaste. Sé que me lo permito porque sólo serán seis horas.
Buenas noches.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Extraño

Estrellas

Visiones de neurastenia