Al año justo

Mientras friegan los platos juntos, los escucho acordar cómo y cuándo se morirán. Parece que les da una tranquilidad sonriente esa ilusión de elegir la muerte. No bromean: están de acuerdo en que primero morirá doña Agripina, que ahora tiene 73 años y hace las mejores albóndigas del mundo. Ella contraerá una enfermedad grave, suponen, y entonces don Samuel la cuidará noche y día, hasta el último suspiro. Don Samuel pasa los 74 años y es un as del dominó: pero después del entierro, asegura que abandonará su partida en el club y caerá en una tristeza terrible. Dice que morirá acostado en su cama, el día del primer aniversario del fallecimiento de su esposa, al año justo.

Dicho esto, don Samuel sonríe satisfecho, y besa a su mujer en la mejilla. Ella también sonríe, pero no esconde su preocupación: ¿Cómo se las apañará solo un año entero? Doña Agripina resuelve que le dejará albóndigas congeladas para una temporada. Así se morirá más tranquila.

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