Ahora, sirena

Atrás dejo un valle de lágrimas vacío; un corazón sin esquinas que barrer; una boca seca, sin aliento; unos ojos perdidos en un espejo. Atrás abandono una lista de tequieros tachados, de teamos amarrados con cuerdas a la columna ensangrentada del Palacio de Pilatos. Me curo las manos, doloridas de acariciar la piel tuya llena de espinas. Donde habita el olvido...
Con el curso de las semanas, el muerto ya fue sólo un cliente que había que borrar del listado de clientes, y cinco pedidos al año que a ver de dónde salen... Con el curso de las semanas, el cliente se quedó en los huesos, y quedaron a la vista, impúdicos, todos los besos que no había dado... Con el curso de las semanas, toda la ropa le fue tan holgada que su viuda la malvendió en el Rastro y ahora le hace apaño a un soldadito marinero que camina despacio por la plaza donde los chavales juegan; un soldadito que buscaba una sirena...
Escucho tus notas y ya no hacen eco en mi castillo. Ahora el canto tuyo es un canto de sirena varada, lejana de nuevo, y yo soy Ulises sordo, enamorado de mi propio destino. "Ahora que tengo un alma que no tenía. Ahora que suenan palmas por alegrías. Ahora que nada es sagrado ni, sobre mojado, llueve todavía. Ahora que las floristas me saludan. Ahora que está tan sola la soledad. Ahora que todos los cuentos parecen el cuento de nunca empezar". Ahora. Ahora...

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