La próxima vez

Me lo tengo dicho, caramba: ahora es tarde, ya me enamoré de ti. Por experiencia sé que sólo puedo evitar enamorarme de tanta belleza desde el destierro, desde la lejanía. Te he hecho el amor cada tarde durante meses... Tres largos meses me he dejado mecer horas en tu regazo lánguido cada puesta de sol. A lo largo de toda la primavera he mirado, con embelesamiento, cómo se iba derritiendo la nieve aún fría en tus cumbres, hasta quedar sólo tu piel desnuda, dorada por la luz lenta de principios de verano. Te he hecho el amor una estación entera, en cada recoveco, bajo las sombras de los jardines, al fresco de algún patio escondido y en el pilón de tu fuente, enamorada como yo de las curvas de tus calles. He recorrido tus encantos, te he fotografiado desnuda al amanecer, de noche con la luna, al atardecer en la alcoba... Me lo tengo dicho, caramba. Porque, como siempre, he de seguir camino y dejarte, amor, atrás, de nuevo... Y aún no me he ido y ya me duele la herida de la distancia, la melancolía de ti. La próxima vez que regrese a ti, por favor, Granada, vente conmigo y no me dejes nunca.

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