Y cinco, diez

Me debato entre los cuchillos que cortan el papel y el calor que a duras penas los ventiladores pueden mitigar. ¿Se terminarán las libretas, los cuadernos, los blocs, los billetes... un día cercano? Seguro que el papel de los cigarrillos que se queman a diario en el mundo es espacio más que suficiente para escribir los sueños de una humanidad entera. Se parecen tanto unos a otros. Propongo desarmar los pitillos, hacer una cama mullida con las hebras y usar los papeles para escribir dentro de ellos un poema, un pensamiento, una metáfora en cada uno... Y yo qué sé por qué. Qué más da, si luego todo es espacio entre un átomo y el siguiente. Cinco y cinco son diez meses. Cuando todo el papel esté vendido, entonces, sólo entonces sucederá. Y tú lo sabes, deja de preguntar.

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