Niña-delfín

Después de cinco años, Sofía ha logrado cruzar el callejón sin poner ni un pie en el suelo. ¿Qué? ¿Volando? Qué va: Sofía no tiene plumas, es una niña-delfín. Ha caminado sobre las aguas, milagro: un pie en cada charco, splash, splash, splash, alehop. ¡Genial! La sonrisa de Sofía ahora es como una explosión de salpicaduras brillantes debajo de dos estrellas color miel. Esos charcos no son tan fáciles de pisar uno por uno sin poner un solo pie en el suelo, créeme. Ella lo ha conseguido en sólo cinco años. Ahora no le quedará más remedio que buscar un callejón más largo, o más ancho, con charcos más grandes, o más profundos. Puede que al final de ese callejón, o del siguiente, esté el mar. Daría lo que fuera por ver los ojos de Sofía ese día, sorprendidos de repente por el mar, la niña-delfín.

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